domingo, 11 de abril de 2010

Sangre.

Ah, qué alegría. Sangre en sus labios. Y no cualquier sangre, su sangre ni más ni menos. Volvía a estar vivo.

Se irguió apoyándose en la enorme espada y alzó la vista para mirar sus próximos objetivos. Detrás de él, el sonido de la batalla fue interrumpido por un estruendoso golpe. Parecía que su enemigo se había dado cuenta al fin de que estaba muerto.

No miró atrás. Hacia al menos una década que no mataba a un gigante, pero la visión de un inmenso osgo que avanzaba por el campo de batalla le impidió regodearse.

La figura del humanoide era imposible de confundir. Su pelaje grisáceo, sus impresionantes proporciones y su inmensa espada. Negel se presentaba una vez más ante él.

- Esta vez no te escaparás.

A primera vista no parecía que fuera a hacerlo. Los dos metros y medio de músculo descolgaron el impresionante mandoble como si fuese un cuchillo de trinchar mientras avanzaba directamente hacia él. Negel soltó una risotada enajenada cuando vio a quién se enfrentaba.

- Pero si es Sser Drognak. Ha passado tiempo.

- Demasiado, Negel. Creo que es hora de zanjar nuestro pequeño asunto.

- Qué bien hablass. - Negel ensayó una sonrisa que en su rostro era más bien una mueca feroz- Sse nota que el tiempo que hass esstado rodeado de políticoss lo hass passado bien.

- Cállate y vuelve al infierno.

- Algo me dice que sseráss tú el que sse reunirá con ssuss diossess essta noche.

2 comentarios:

Kineas dijo...

Este es un post que tenía en un archivo desde hace semanas y que me había olvidado por completo de él.

Pues eso, quede compartido.

InsertCoin dijo...

Me parece pero que muy bien, más vale tarde que nunca. Muy chulo además :).