Se sentía débil, sabía que algo no iba bien dentro de él, pero no era momento de autocompadecerse.
El resto no lo estaba pasando mucho mejor, y para colmo de males, la única persona que tenía el remedio para sus afecciones se debatía entre la vida y la muerte. Y Javea, su única guía en aquél laberinto de muerte y desesperación, estaba incluso peor.
Las heridas de sus compañeros le daban fuerzas para mover aquellas rocas hacia el borde de la caverna, pero la tenue luz que usaban les tenía preparada otra sorpresa desagradable. Gery no podía evitar que las piedras resonasen contra el peto de su armadura, y Mornan, rendido después de tantas batallas, no había podido evitar quedarse estruendosemante dormido, pero lo peor llegó cuando, escondido entre la oscilantes y difusas sombras de la cueva, un cascote le hizo tropezar, desparramando por el suelo la ruidosa carga que portaba.
Inmediatamente se hizo un tenso silencio.
Todos eran conscientes de que ahora sí sabían que estaban allí y que cualquiera que fuera la nueva aberración que aquél agujero inmundo les deparase, iba a venir directa a por ellos.
Esperaron en silencio, uno, dos, tres,...un minuto...
Apagaron las luces en un fútil intento de evitar lo inevitable, y siguieron esperando, hasta que un sonido de arrastre les impulsó a encender de nuevo las luces, para ver una escena grotesca...
El resto no lo estaba pasando mucho mejor, y para colmo de males, la única persona que tenía el remedio para sus afecciones se debatía entre la vida y la muerte. Y Javea, su única guía en aquél laberinto de muerte y desesperación, estaba incluso peor.
Las heridas de sus compañeros le daban fuerzas para mover aquellas rocas hacia el borde de la caverna, pero la tenue luz que usaban les tenía preparada otra sorpresa desagradable. Gery no podía evitar que las piedras resonasen contra el peto de su armadura, y Mornan, rendido después de tantas batallas, no había podido evitar quedarse estruendosemante dormido, pero lo peor llegó cuando, escondido entre la oscilantes y difusas sombras de la cueva, un cascote le hizo tropezar, desparramando por el suelo la ruidosa carga que portaba.
Inmediatamente se hizo un tenso silencio.
Todos eran conscientes de que ahora sí sabían que estaban allí y que cualquiera que fuera la nueva aberración que aquél agujero inmundo les deparase, iba a venir directa a por ellos.
Esperaron en silencio, uno, dos, tres,...un minuto...
Apagaron las luces en un fútil intento de evitar lo inevitable, y siguieron esperando, hasta que un sonido de arrastre les impulsó a encender de nuevo las luces, para ver una escena grotesca...
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