viernes, 29 de octubre de 2010

Aliados

Dejó de escribir para alzar la vista.

- Querida condesa, sé que no suele tener mucha paciencia pero agradecería que me avisase cuando vaya a visitarme.

- ¡Cállate estúpido! - Dianne Levin empezaba a tomar consistencia delante de sus ojos, como si un fantasma se estuviese reencarnando lentamente. - ¡Me han atacado! ¡A mí! ¡En mi propia casa!

El hombre dejó lentamente la pluma sobre el escritorio y tomó con parsimonia un sorbo de la bebida tostada que había sobre su escritorio.

- Lo sé... Radcliff me lo dijo.

- ¿Lo sabes? ¿Y no hiciste nada? ¡Han matado a Melgar! ¿No se supone que Melgar era tu mejor hombre?

- Vaya... sí, lo es, o era... Lamento mucho escuchar eso, la verdad. Melgar era un tipo muy útil y eficaz.

Dianne Levin cabeceó sorprendida, sin saber muy bien si enojarse con su interlocutor o directamente fulminarlo con un hechizo.

- ¿Eres imbécil? Tú, maldito saco de huesos, te he dicho que he sido atacada en mi propio palacio y tú lamentas que tu secuaz, tu instrumento, haya muerto. - Dianne hizo una pausa mientras escrutaba a su aliado - ¡En lugar de estar preocupándote por la inútil alma de Mélgar tendrías que estar trabajando para vengarme!

- Cálmese condesa, tenga por seguro que ya lo estoy haciendo. Llevo toda la noche haciéndolo. Shadowgrave estará a su servicio mientras le quede un segundo de vida. - Sirvió un vaso de su bebida en otro vaso y, levantándose, se lo tendió a Dianne.

- Eso espero, porque si yo caigo no seré la única que lo haga. Y sabes de sobra que por cualquiera de los delitos que has cometido tu cabeza rodaría. - Dianne arrebató el vaso de la mano del hombrecillo y dio un largo sorbo.

- Lo sé Dianne, lo sé mi condesa. Ahora despreocúpese, viaje a su refugio, descanse y deje que mis hombres se ocupen de todo. Puedo garantizar que en unas horas sus preocupaciones se habrán desvanecido. Pongo mi cabeza a su disposición si lo que digo es mentira.

- ¿Alguna vez no lo es?

- Alguna, condesa, alguna.

Panteón en Bayes

(Extraído del manual de campaña de Bayes)

Los principales dioses adorados en la zona de Bayes se resumen en los siguientes:

- Bane: Dios del mal. Típicamente legal malvado. Es adorado por corruptos o aquellos que deseen hacer un pacto con fines maléficos para con alguien. Su emblema es una balanza inclinada con un peso claramente inferior en el brazo más pesado.

- Lorna: Diosa del conocimiento. Sus seguidores son neutrales auténticos, se limitan a constatar lo que ocurre sin tomar parte por ningún bando en ningún momento. Los raros monjes de Lorna (apenas hay clérigos que sigan a la diosa) suelen ser los más eruditos de todos los mortales. Su coletilla más utilizada es “Es un hecho”. Su emblema es un libro abierto.

- Moradin: Supradeidad del panteón enano. Sus seguidores tienden a ser legales buenos o, menos frecuentemente, legales neutrales. Representa todas las virtudes de los enanos así como sus defectos siendo con diferencia el culto mayoritario entre los miembros de la barbuda raza. Su emblema es un yunque y un martillo.

- Muur: Dios de la naturaleza. Sus seguidores pueden ser de muchos tipos de alineamiento, pero abundan los Neutrales auténticos siendo los caótico buenos bastante frecuentes. Es adorado por druidas y granjeros que no recen a Sira siendo los guardabosques comunes también entre sus filas. Su emblema es una hoja de roble.

- Myrkul: La muerte. Entre los vivos no es exactamente adorado sino que sus plegarias son más bien intentos de apartarlo de su camino. Sólo los no-muertos inteligentes tienen interés en ser ayudados por esta deidad. El alineamiento de sus seguidores tiende al Legal Neutral aunque el legal maligno también es frecuente. Su emblema es el de una calavera en llamas.

- Noikai: Dios del clima, la fortuna y todo lo cambiante. Típicamente caótico bueno (o neutral) , sus seguidores más frecuentes son piratas, vagabundos, bardos y marineros. Su emblema es la superficie del mar con una moneda como sol.

- Renna: Diosa de las causas justas y las cruzadas contra lo maligno. Típicamente legal buena aunque muchos de sus seguidores son también neutrales buenos y legales neutrales. Es la deidad tutelar del ejército de Bayes. Su emblema es una torre con un escudo en su base.

- Sira: Diosa del hogar y la estabilidad. Sus seguidores son típicamente legales buenos. Entre ellos están prácticamente todas las amas de casa y granjeros de Bayes. Su emblema es el de una chimenea con lumbre.

- Tyr: Dios de la guerra. Típicamente caótico neutral. No suele tomar partido en las batallas/guerras por ninguno de los dos bandos, pero si lo hace podría bien empezar del lado de unos y acabarla del lado de los otros. Adorado por la mayoría de bárbaros, algunos guerreros y los amantes de la destrucción en general. Su emblema son dos espadas (alfanjes) cruzadas.

miércoles, 27 de octubre de 2010

El viaje comienza...

Sangre, acero mellado y maldad a partes iguales inundaban la estancia. Los cinco, aún con vida, se debatían en un fragor que no parecía presagiar nada bueno. El titán aparecía como un formidable adversario, de fuerza imposible y destreza tan honda como la negrura que despedía su figura, fiel reflejo de la oscura magia que lo abrazaba desde los abismos.

Jhaled, el hechicero, yacía inerte, presa de un desconocido encantamiento, quién sabe si ya embarcado en el último viaje hacia las lejanas orillas. Tras el umbral, Gaery, malherida, e Ivy, con presteza y valor sin igual, se debatían con sumo esfuerzo por contener al invisible enemigo.

"Sucio bastardo..." masculló Mornan entre dientes, con verdadero odio, presa de la más vil de las emociones, del más honesto sentimiento de venganza. "Has osado atacar al más puro ser que la Tierra habita, has disfrutado con su sufrimiento... Que Sira me perdone... pues yo haré lo mismo con el tuyo..."

Y así, mientras Zoe, cérea y paralizada de intensísimo dolor, se atenazaba contra la pared, Mornan se abalanzó para hendir a Destripadora por última vez en aquel siervo del mal. Pero no era éste el momento de la proeza. En un movimiento que el impetuoso guerrero jamás llegaría siquiera a percibir, el enorme tridente de Melgar atravesó su garganta como si de una verde brizna se tratara. Su cuerpo cayó, sin vida. A dos metros, arrojada con furia tras el impacto, la cabeza rodó conservando aún una mirada de ira, ahora ya vacía.

Una indescriptible sensación de paz inundó todo su ser. El cálido aliento que sobreviene a quien vuelve al hogar. La certeza de que lo desconocido se torna veraz. La percepción de que, lo que creía imposible, ocurría: Mornan conocía el amor. Un amor que sólo una diosa puede dar. De una forma que sólo el alma puede recibir. Pero lo que Mornan no esperaba al final de la luz era la figura que, difusa, se acercaba con los brazos bien abiertos...

"Sa... Sam...¿?" Perplejo, y henchido de una emoción simplemente inexplicable, corrió como sólo un crío puede hacer para encontrarse con una hermana perdida y largamente esperada. "Mucho de qué hablar, pero poco tiempo para ello", susurró Sam entre lágrimas.

"¿Poco? ¿Acaso la eternidad se te antoja escasa, jovencita?", musitó embargado por la felicidad más absoluta, contemplando el infinito en el rostro de la clérigo.

"Verás... parece que Sira aún tiene planes para ti, y no precisamente celestiales. Éste es para mí el más bello de los presentes. Así, su voluntad mediante, y a través de la poderosa aura de Nina, si así lo deseas...

"Espera. Alto... Me estás diciendo que... ¿Y por qué yo?"

"No me corresponde a mí responder a esa pregunta... Sin embargo... sí, como ves, no ha llegado tu hora, grandullón. Y por lo que leo en tus ojos, quieres volver. Así sea. Y no llores, volveremos a vernos, no lo dudes. No recordarás nada, sólo sentirás paz y fuerzas renovadas... Os echo de menos... Por cierto, incluso muerto, ¡sigues siendo muy feo!"

Y, mientras las lágrimas se adueñaban de su rostro, con un guiño y una sonrisa pícara no exenta de verdad y tristeza, la que fue su faro en la Tierra se despidió con una ternura de la que no se sabía capaz.

El espíritu del tosco guerrero habitaba de nuevo su cuerpo. Largos fueron los relatos acerca del legendario combate de Gaery (uno más, pues sus victorias ya no podían ser contadas fácilmente) y los demás. De cómo Zoe, extenuada al borde de la muerte, había ofrecido hasta la última de sus energías en pro de sus amigos. Y muchos y buenos los momentos que sucedieron a un reencuentro que sobrecogió al equipo, unidos más que nunca frente a un enemigo que se antojaba mitológico. Una amistad que comenzaba a forjar un grupo tan sólido como una roca.

Mornan se sentía algo más débil, pero presa de una vitalidad y firmeza inconmensurables. Ahora, más que nunca, tenía una meta. Y sólo la voluntad de un dios podría enfrentarlas.




domingo, 24 de octubre de 2010

Otra muerte en la familia

-El fuego de Sira calienta el corazón... -comenzó a decir la hermana frente a ella.
-...del viajero lejos del hogar -concluyó Zoe.

Sonrió. La cálida familiaridad que sentía cada vez que entraba en un templo de su diosa calaba más profundo que el frío del camino. Puso su mano izquierda extendida sobre su corazón mientras miraba a la hermana de la congregación de Vaast.

-Zoe, de la congregación de Red Hook.
-Alura, hermana residente... Perdona, ¿has... dicho Red Hook? -preguntó, mientras la sonrisa desaparecía de su cara para convertirse en una mueca de preocupación.
-Así es. Soy de un pequeño templo al norte de la ciudad. El clérigo dirigente es Selurian, mi mentor. Hace unos días que salí de viaje de meditación, y me gustaría mandarle un mensaje para hacerle saber que todo va bien.
-Comprendo... yo... eh... lamento informarte de esto, pero... hace unos pocos días la congregación de Red Hook informó de un ataque... en el templo norte...
-¿Qué...? ¿Cómo...? ¿Y Selurian... está...? -no se veía capaz de terminar la frase, demasiado abrumada por el peso de la noticia. Antes de que Alura respondiese con palabras, su rostro traicionó la respuesta.
-Falleció. Siento tu pérdida sinceramente.

Alura siguió hablando, pero Zoe ya no la escuchaba. Selurian, muerto. El templo, asaltado. Sintió un ligero mareo mientras las preguntas se amontonaban en su cabeza.

-... cinco o seis cuerpos, no estoy segura. Quizás podrías pedirle al hermano del archivo una copia del informe de los Defensores que fueron a ver el templo, seguramente encuentras algo más de información de la que yo te puedo dar... ¿hermana, estás bien...?
-Yo... eh... necesito salir y... tomar el aire...
-Por supuesto. Lo comprendo. Hermana... -Alura se adelantó y cogió del brazo a Zoe- Lo siento sinceramente. No puedo hacerme una idea de tu pérdida, pero seguro que es terrible. Si quieres hablar...
-Gracias, de verdad, gracias... Tengo que salir y... avisar a unos... a unos compañeros. Después creo que iré directamente a Red Hook -se giró para irse, pero se detuvo a medio camino- Y... gracias por tu apoyo... Sira te guarde... -añadió, confusa aún por la noticia.

Alura realizó el saludo tradicional, si bien era consciente de que Zoe ya no miraba. Lamentaba la brusquedad inicial con la que le había dado la noticia, si bien ella misma había sido la primera sorprendida en encontrar a la joven clérigo de Red Hook en Vaast. "Suerte, amiga. Sira te guarde", musitó mientras la veía irse, visiblemente aturdida.

martes, 19 de octubre de 2010

Radcliff

Al jefe le gusstará ssaberlo. Al jefe ssiempre le interessa todo. Cinco humanoss brillantess yendo a cassa de la condessa armadoss hassta loss dientess. Ssí, definitivamente le gusstará ssaberlo. Ssólo esspero que no tenga un día malo, ssí. El jefe ess muy cabrón cuando tiene un día malo. Ssi tengo ssuerte nos dejará ssubir a la ssuperficie y comer un poco. Hace tiempo que no comemoss carne humana y tenemoss hambre.

domingo, 10 de octubre de 2010

Amigas para siempre

Las baratijas que se amontonaban en los puestos de la plaza llamaban su atención. Le encantaban los mercados. Mercancías de todo tipo se mezclaban con los gritos de los vendedores en un ambiente en el que se respiraba vida.

-Zoe... -alguien susurró su nombre en su oído, sobresaltándola.
-¡Ah! -La joven sirviente de Sira se giró, para ver detrás de ella a Ivy, quien la observaba, ligeramente divertida.
-¿Siempre tienes que hacer eso? ¿No puedes avisar antes? Parece que te divi...
-Toma. -La ladrona le tendió la mano. En ella había una pulsera de cobre, sobriamente ornamentada, con una piedra verdosa en la parte superior.
-¿Qué...?
-Es en agradecimiento a tus atenciones del otro día. Cuando me encontraba mal y me ayudaste.
-Oh, yo... eh... vaya, ¡muchas gracias...!

Zoe cogió la pulsera. Durante unos segundos pareció quedarse en blanco, mirando fijamente el obsequio.

-Bueno, pues nada más, yo...
-Pero... -Zoe miró a Ivy. En sus ojos brillaba la alegría, mientras sonreía tanto como era capaz- pero... esto significa que... ¡que somos amigas!
-¿Eh...?
-¡Si! ¡Amigas! ¡Amigas para siempre!
-Eh, bueno, supongo que... -empezó a decir Ivy.
-¡Oh, es genial, es genial, y la pulsera es preciosa! ¡Muchas gracias! ¡Voy a enseñársela a Mornan! ¡Mornaaan! ¡Mornaaaan...!
-Eh... -Ivy se quedó mirando el lugar en el que segundos antes estaba Zoe. Ahora ésta se encontraba corriendo hacia Mornan, quien la miraba con su cara habitualmente seria, cargado de paciencia.

Sonrió, un tanto descolocada. Desde luego, no esperaba esta reacción. Por el rabillo del ojo captó un hombre bien vestido que hablaba con el vendedor de un puesto cercano. Murmurando para sus adentros "hola monedero, ¿que tienes para mi...?" se dispuso a fundirse con la gente de su alrededor.

domingo, 3 de octubre de 2010

El ejército III

(Extraído del manual de campaña de Bayes)

- Escudos.

Son los clérigos del ejército. Normalmente Renna es la deidad a la que invocan, pero otros cultos no están prohibidos. Los escudos deben también aprender alguna disciplina técnica, ya sea arquitectura, ingeniería u otras más arcanas como la confección de pociones a medida que avanzan en el escalafón de esta rama. Normalmente su equipo es uniforme y la única manera de saber el rango sin preguntar es contanto las piedras de lapislazuli que portan a modo de collar.

Los rangos son los siguientes:
  • Cadete: Son los clérigos en formación. Los escudos de Bayes reciben (por regla general) su adiestramiento en los mismos cuarteles que sus compañeros de las capas. Como consecuencia de esta política, todos los clérigos de Bayes tienen al menos un nivel de oficial (página 10 de manual de miniaturas). Oficial 1, Clérigo 1.
  • Madera: Son los clérigos recién salidos de la instrucción. Normalmente son asignados a equipos de capas o cazadores como curanderos y tratados allí con condescendencia. Los miembros de este escalafón portan entre una y tres piedras en sus collares. Oficial 1-2, Clérigo 1-2.
  • Bronce: Son los clérigos que ya se consideran formados. Forman pequeñas cuadrillas de cuatro unidades dirigidas por un escudo de plata asignadas a fuertes o distritos civiles. Es en este momento cuando los escudos han de aprender un oficio además de ayudar en la intendencia típica del lugar al que hayan sido asignados. Todos los pueblos de más de 500 habitantes y fuertes cuentan con al menos un batallón de escudos de bronce. Las partidas importantes de capas que marchan al frente también llevan por regla general tres o cuatro batallones de escudos de bronce con sus respectivos escudos de plata. Sus collares cuentan entre 4 y 6 lapislázulis. Oficial 1-2, Clérigo 3-5.
  • Plata: Son los clérigos encargados de dirigir las cuadrillas de escudos de bronce. Los collares de los escudos de plata cuentan entre 6 y 9 piedras semipreciosas. Oficial 1-4, Clérigo 5-7.
  • Oro: Los escudos de oro son los consejeros de Bayes. Para acceder a este rango, un escudo de plata debe volver al cuartel y mejorar sus habilidades como oficial (página 10 de manual de miniaturas) para luego superar una serie de duras pruebas en sus áreas de conocimiento. Un escudo de oro una vez ascendido será asignado como consejero de alguna de las capas negras que en ese momento se encuentre sin él. Además, existen otros dos escudos de oro que hacen de consejeros de Cyric Temple haciendo un total de 6 en todo Bayes en cualquier momento. Sus collares llevan siempre 10 gemas. Oficial 4-5, Clérigo 8-9.
  • Mithril: El único escudo de mithril de Bayes es Reid Salander. Un hombre de mediana edad, buen amigo de Cyric Temple y hombre fuerte tras el líder del consejo. A él llegan los informes de todos los escudos de oro que suelen pedirle consejo siempre que tienen una decisión importante entre manos. Su collar lleva 12 cuentas. Oficial 8, Clérigo (de Renna) 8.