jueves, 25 de marzo de 2010

En los túneles de la noche eterna

-Porque... ¿Sabrá por donde vamos, no? -preguntó Samlara, sin poder ocultar cierto nerviosismo.
-Por undécima vez en lo que va de día, sí, lo sabe. Ella es muy lista, sabe muchas cosas, parece mentira que no confíes en ella.
-¡No es que no confíe en ella...! Es sólo que estos túneles me ponen nerviosa...
-Todos estamos nerviosos -sentenció Mornan.
-Sí, sí, supongo que sí...

Margaery y Javea, unos pasos por delante de ellos, se detuvieron. Enfrente, apenas visible en el umbral de luz de la antorcha, se veía un gran charco de agua estancada flanqueado en sus orillas laterales por una figuras grandes con forma de hongo.

-¿Qué es eso? ¿Qué pasa? ¿Qué son esas cosas? -Samlara apareció entre ellos, mirando con ansiedad la escena.
-Cálmate, maldición. Parecen ser simplemente hongos...
-Aquí abajo nada es simplemente algo, seguro que lanzan nubes de veneno, o nos atacan con tentáculos, o cualquier otra cosa...
-Disculpad un momento -Yank se acercó desde el fondo de la fila, mirando con detenimiento las formas fúngicas-. Son un tipo de hongo gigante que crece en la infraoscuridad. No son peligrosos, al menos no son peligrosos por si mismos, pero tenemos que tener cuidado de no acercarnos mucho a ellos, o de no alumbrarlos.
-¿Por qué? ¿Qué pasará si lo hacemos? ¿Esparcirán nubes venenosas? No quiero que esparzan nubes venenosas...
-No, tranquila Samlara, no esparcen ningún veneno. Si nos detectan de alguna forma reaccionarán emitiendo un ruido muy agudo, similar a un grito, y a un volumen suficiente como para que nos oigan todas las criaturas que estén cerca. Atenuemos las luces y crucemos en fila india por en medio del charco.

Se adentraron con cautela en la charca, que demostró no tener más de medio metro de profundidad. El olor a agua estancada les llenaba los pulmones, el agua helada les congelaba las piernas, la oscuridad que dejaban atrás se cerraba como queriendo atraparles dentro. En un par de ocasiones tuvieron la sensación de que algo se movía entre los hongos, pero en ningún momento llegaron a entrever nada.

Finalmente, a los pocos minutos, alcanzaron el otro lado. Descansaron unos instantes mientras la tensión acumulada se desvanecía. La caverna nuevamente se estrechaba formando un pasillo, un poco más ancho esta vez, lo suficiente como para que cuatro personas pudieran andar cómodamente codo con codo.

-Bien, bien, ya hemos dejado atrás esos asquerosos hongos - Samlara soltó un largo suspiro y respiró con tranquilidad-. No aguanto estas malditas cavernas, siempre oscuras, tenebrosas, silenciosas... Me ponen los pelos de punta. Además, tengo la sensación continuamente de que...
- ¡Chist! ¡Silencio! ¡Creo que he visto algo moverse más adelante! -exclamó Gery.

Todos miraron al frente del pasillo fijamente, pero nada se movía en el mar de sombras que la antorcha no alcanzaba a disipar.

-Sigamos, quizás... quizás me lo haya imaginado... -con determinación, avanzaron de nuevo, sólo para detenerse nuevamente unos pasos más adelante.
-¡Ahí! ¡Mirad! -gritó Gery de nuevo.
-¡Lo veo, es como... es como... un humanoide! -Samlara cogi con una mano el símbolo de Sira mientras con la otra agarraba a Mornan.
-Si no me equivoco... es un grimlock... sirvientes de una raza vil llamada azotamentes... y creedme, si los cuentos que me contaban de pequeño son ciertos, a esos no queréis conocerlos... -Yank descolgó su arco y colocó una flecha en él- Son crueles y violentos, no tengáis piedad.
-Lo que son, es carne muerta -Margery desenvainó la espada mientras andaba hacia ellos.

Apenas había dado un par de pasos cuando escucharon algo pesado caer tras ellos.

-¿Qué...? ¿Más de esos bichos...? Yo me encargo -Mornan alumbró la retaguardia-. Mmm... no veo na... ¡Ah, coño, joder! -gritó con dolor. Unas marcas de dientes aparecieron en su brazo-. Mierda, yo... ah... me siento... débil...

Samlara tomó el símbolo de Sira con ambas manos y musitó una oración: "Sira, Madre Eterna, tus hijos te necesitan en esta hora de peligro. Cúbrenos bajo tu sagrado manto". Notaron como una energía cálida nacía en su interior, haciéndoles sentir más fuertes, más seguros.

Margaery se situó en medio del túnel, junto a Wurden, formando una barrera difícil de pasar por la aparentemente interminable marea de grimlocks. Los cuerpos iban amontonándose a sus pies con cada golpe que daban. Mornan, en el otro extremo, intentaba golpear sin éxito a un enemigo invisible que poco a poco iba debilitándole. El espadón, que habitualmente manejaba con soltura, parecía haber duplicado su peso, siendo incapaz de hacer otra cosa con él que no fuera moverlo de lado a lado.

-Yo... Coño... Sam... Sam, estoy muy débil... -jadeó el guerrero.
-No se que hacer... Quizás... -en una ocasión en que Mornan retrocedió tras ser atacado de nuevo, Samlara aprovechó para abrir su mochila y coger uno de los muchos frascos de aceite que guardaba. Poniéndose a su lado, lo destapo y lanzó al aire su contenido, el cual, tras volar poco menos de un metro, cayó al suelo sin haber impactado en nada-. Maldición, pensé que igual podía...
-Vuelve... atrás... aquí no estás... segura...

De repente, emitiendo un chillido furioso, una araña enorme apareció de entre las sombras. Su boca amenazante se abría y cerraba de manera compulsiva, deseosa de saborear a sus presas. Fijó su atención en Yank quien, concentrado en evitar que los grimlocks flanquearan a sus compañeros, no se había dado cuenta del nuevo peligro.

-¡Granjero... araña! -gritó Mornan, poniéndose en la trayectoria del insecto- ¡No... vas a pasar...! ¡No mientras Mornan siga en pie!

La araña gritó por la frustración de verse temporalmente privada de su presa, y su grito fue respondido por otra compañera que cayó del techo, donde había estado oculta esperando su oportunidad, situándose en la zona segura que el grupo había dejado en el medio del túnel.

Samlara intentó retroceder, pero esta nueva araña le impedía el paso. De repente notó un dolor agudo y profundo en su hombro izquierdo, cuando unos dientes invisibles se cerraron con fuerza sobre su carne. Instintivamente, tiró de su cuerpo hacia delante, intentando librarse de la presa que amenazaba con arrancarle el brazo. Sintió como los dientes puntiagudos desgarraban su carne. Empezó a marearse debido al dolor, el mundo comenzó a girar a su alrededor. Súbitamente, la maza pesaba tanto que era incapaz de sostenerla, la armadura la clavaba al suelo, impidiéndola moverse. Algo en los límites de su visión se movió con rapidez y la golpeó con fuerza en la cabeza. Perdió el sentido del equilibrio y quedó tendida en el suelo. Intentó levantarse, pero los miembros no le respondían. Un incómodo pitido sustituyó a la vorágine de sonidos de la batalla. Vio a Mornan observarla con una expresión de miedo en su rostro habitualmente fanfarrón. Quiso hablarle, tranquilizarle, "Cálmate, Mornan, con esa cara estás todavía más feo que de costumbre. No me pasa nada, estoy bien. Sólo quiero descansar un poco", pero las palabras morían antes de salir de su boca. El guerrero desapareció de su campo de visión. El techo palpitaba con las oleadas de luz que le llegaban de alguna antorcha. Al poco, alguien por fin apagó la luz, y ella pudo dormir en paz.

2 comentarios:

Kineas dijo...

Pones a wurden en las etiquetas pero sin embargo no lo nombras ni una vez.

Es esto una conspiración contra nuestro Chewie favorito?

InsertCoin dijo...

Hombre, era por no dejarlo aparte. Realmente fue él el que acabó con la planta invisible y la araña de en medio, pero claro, yo ya no estaba consciente...

Aunque no tenga ninguna frase estrella me pareció injusto dejar a nuestro oso amoroso fuera de créditos.