jueves, 10 de diciembre de 2009

Javea - Norte de Zet

- ¿Qué está pasando?
- ¡Quédate quieta y callada! No salgas por nada del mundo. ¿Me oyes?
- Sí...

Mornan se alzó y desenvainó su nuevo mandoble con elegancia. Javea intentaba imaginar lo que ocurría fuera de la exígua protección de la carreta. Alguna especie de bestia bramaba allí fuera, y los gritos de agonía de sus compañeros no parecían presagiar un buen desenlace del encuentro. Fue el momento en que el guerrero que la protegía empezó a lanzar tajos, el que eligió para asomarse y observar, aterrada, la escena.

El fuego del campamento crepitaba iluminando un baile de luces y sombras. Podía distinguir varios cuerpos caídos al frente y tres sombras de gran tamaño desplazarse velozmente sobre los combatientes aún en pie. Javea reunió fuerzas y venció su miedo, agarró la honda que le había regalado su padre adoptivo, la cargó y disparó al primer bulto más grande de lo normal que vio.

Falló.

Su cuerpo entero temblaba, apenas era capaz sostenerse erguida. Cargó de nuevo la honda mientras lagrimeaba. No quería morir, pero menos quería que alguno de sus compañeros muriera. Se balanceó y disparó de nuevo.

La piedra salió disparada contra la cabeza del monstruo impactando de pleno. Fue la gota que colmó el vaso: la bestia se derrumbó, desangrada por los tajos previos y el nuevo golpe. Javea vio el camino libre para llegar hasta sus compañeros caídos en combate y saltó del carro para socorrerles. Gery estaba malherida en el suelo, perdiendo abundante sangre por una herida en el costado. Se rasgó el vestido y aplicó una compresa contra ésta deteniendo la hemorragia. Poco más podía hacer por ella ahora. Wurden estaba a su lado, semi-insconsciente y hacia él se acercó en el mismo instante en que Mornan, recortado contra la luz de la Luna asestaba el tajo definitivo a la última de las bestias que quedaba con vida.

Javea, exhausta, aprovechó el momento para abandonarse a la inconsciencia.

3 comentarios:

InsertCoin dijo...

Javea rulando ahí con su honda!

Y el bueno de Mornan, repartiendo con su flamante espadón! Pena que para un día que no está, se luzca tanto! xD

mu dijo...

Ya te digo... aun así, humedecidos tengo los ojos de orgullo... Sira puede descansar tranquila, su Credo está a salvo bajo el acero de Mornan...

Tu subconsciente dijo...

Solo mientras Mornan no esté sobre él...