- ¡Vienen! ¡Vienen! ¡Salid de ahí!
El grito de Mornan llegó amortiguado al interior de la cabaña. Samlara notó como si una mano fría le agarrara las tripas hasta el punto de hacerle sentir náuseas.
- Esto no es más que una bodega, aquí no encontraremos nada...
Inmediatamente, Margaery echó a correr hacia la otra cabaña. Wurden arrojó la improvisada antorcha al interior del sótano y, dándose media vuelta, siguió sus pasos. Trastabillando, Samlara salió al exterior.
Aturdida, observó como Mornan daba saltos y movía los brazos intentando llamar la atención de un grupo de no-muertos que habían salido del límite del bosque. En aquel momento, supo que su instinto no le había fallado. En Mornan habitaba el corazón de un héroe.
Yank, desde la playa, cerca del bote, les miraba sin entender muy bien que hacía ninguno de ellos. Cruzó la vista con él y vió como éste le indicaba que le siguiera "vamos, vamos, llámales, salgamos de aquí".
Dudó. No tenía la más mínima intención de enfrentarse de nuevo a aquellas criaturas si podía evitarlo, pero Margaery y el muy debilitado Wurden podían encontrarse en serios problemas si les atrapaban en aquella choza. Suspiró y pensó que la decisión, en el fondo, estaba tomada. Casi cerrando los ojos y agarrando con fuerza su símbolo sagrado ("Sira, dame fuerzas") corrió tras sus compañeros. Mientras corría, llegaron hasta sus oídos palabras pronunciadas, sin duda, por el explorador: "¡¡locos... joder... que os jodan... locos...!!"
jueves, 12 de noviembre de 2009
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