Selurian. Clérigo de Sira. Cuidador del Hogar. Cabeza del templo norte de Red Hook.
Nació hace 57 años en Vaast, en el seno de una familia de comerciantes. Sintió la llamada de Sira a una pronta edad, cuando una matrona de la orden auxilió, y salvó la vida, a su madre y hermano nonato en un complicado parto que, de otra forma, hubiera acabado con ambos.
Durante años sirvió en los templos menores de Vaast como mensajero y auxiliar de campo, ayudando donde fuera más necesario en cada momento. En algún momento de su juventud conoció a un grupo de aventureros que querían adentrarse en los grandes bosques del norte, al encuentro de lo que el destino les deparara. Selurian sintió la atracción de la vida aventurera y pidió permiso a su orden para acompañar al grupo y convertirse en un caminante. En el grupo conoció a Maratia, con quien empezó a intimar, y que acabó por convertirse en su compañera.
Poco tiempo después, no obstante, un incidente tuvo lugar que acabó con la muerte de la mayor parte del grupo, Maratia entre ellos. Selurian volvió a Vaast, moralmente devastado. La orden le traslado a un puesto organizativo en el templo central, donde estuvo durante unos pocos años, cuando el puesto de Cabeza del templo norte de Red Hook quedó vacante. Solicitó el traslado y le fue concedido.
En Red Hook, mantuvo el templo en soledad hasta una tarde en la que recibió una petición de ayuda del orfanato. Una niña sufría unas fuertes fiebres que amenazaban con acabar con la pequeña. Se desplazó hasta el orfanato, y trató de sanar a la menor, pero la enfermedad era tenaz, y cada vez que parecía remitir volvía casi con más virulencia que antes. Comprendió que sería necesario llevarla al templo y velar por ella toda la noche. Cuando se disponía a salir en dirección al templo, otra niña, de edad similar a la primera, se agarró a su pierna, llorando mientras decía "por favor señor cúrela es mi mejor amiga, mi única amiga, tiene que curarla..." El gesto le emocionó, y le preguntó si quería acompañarle y ayudarle. Limpiándose los mocos con la mano, la niña asintió.Tendió su mano a la pequeña, quien dijo llamarse Samlara, y partió presuroso al templo, donde permanecieron en vela durante dos días hasta que la enfermedad remitió completamente y la vida de la chiquilla quedó a salvo. Samlara abrazó entonces a su amiga, a la que llamó Zoe, quien abrió los ojos y miró sorprendida a su alrededor.
Las pequeñas, desde aquel día, entraron al servicio de la orden, convirtiéndose en siervas del templo y acompañando a Selurian en sus quehaceres.
El tiempo pasó, y llegó el momento en que una de ellas salió a recorrer la senda del caminante, para no volver. Selurian acusó mucho la pérdida, pero lo sobrellevó con su habitual fortaleza de espíritu. Finalmente, su otra hija tomó el mismo camino que su hermana, dejandole de nuevo solo al frente del templo.
A los pocos días, un grupo de asaltantes atacó el templo. Selurian falleció, y Sira acogió en su hogar al alma más bondadosa, caritativa y amable que haya existido jamás.
Selurian. Mi mentor. Mi padre. Tu fuego se ha apagado, pero el recuerdo de tu llama siempre calentará el corazón de todos los que te conocimos, especialmente, el mio.
- Zoe, Servidora del templo norte de Red Hook.
domingo, 14 de noviembre de 2010
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1 comentario:
Muy grande. Es conmovedora esa historia de las nenas de la mano de Selurian.
Lástima que haya muerto, era un tipo entrañable.
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