Estoque tardó menos de un segundo en cerrar la boca y así evitar dar un trago al chorro de sangre que salía despedido del cuello del bandido. Su virote clavado en el pecho parecía, comparándolo con el tajo que su nuevo compañero había provocado, un alfiler en el pie de un titán. Giró la cabeza levemente observando al feo gigantón que se lanzaba contra el grupo de arqueros y pensó por primera vez en el día que se alegraba de tenerlo al lado en lugar de en frente.
La batalla fue corta y dura, pero al final de la misma Alana estaba mucho más entera que la última vez y sin sensación de haberse jugado del todo la vida. Se agachó sobre sus aliados moribundos y les administró los primeros auxilios parando las hemorragias.
- No moriréis hoy por lo que parece.
Alana alzó la vista y vio la masacre que habían provocado ella y sus compañeros. Estaba decidiendo a quién saquear primero cuando notó un temblor en la cueva, miró la entrada y un estruendo unido a una nube de polvo le indicó que alguien había bloqueado la entrada. La espadachina se encongió de hombros y se agachó sobre el primer cadáver.
Lo primero era lo primero.
martes, 18 de agosto de 2009
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