miércoles, 1 de diciembre de 2010

Toria

Se despertó con la letanía de una suave voz de fondo. Tenía la boca seca y pastosa, dolor de cabeza y un ligero mareo, como le ocurría cuando hacía el "viaje de vuelta"."Un barril de grog de la Olla del Campesino sienta mejor que esta mierda". Abrió los ojos y vio a una clérigo arrodillada a su lado, concentrada en una plegaria.

-Suficiente, clérigo -gruñó, apartando de un manotazo sus brazos extendidos mientras se levantaba.

La humana se le quedó mirando con gesto dolido. "Oh, por Moradin, ahora encima se pondrá a llorar". Echó un vistazo a su alrededor. Estaba todavía en las alcantarillas. Michael hablaba con Vicra quien, a juzgar por su fuerte respiración, acababa de llegar corriendo. Sin duda, a él era a quien debían sus pellejos. Detrás de ellos su compañera Zhenya estaba tirada en el suelo, inmóvil. Chasqueando la lengua, dirigió su atención a la búsqueda de sus armas. No le hizo falta buscar mucho, el escudo estaba a sus pies y el hacha, que en ningún momento había soltado, aún se encontraba en su mano izquierda. De reojo vio el cuerpo, también inmóvil, del joven compañero de la clérigo. Ésta aún lo miraba, como esperando algo.

-¡Eh, escoba! ¿no deberías ir a ver que tal está tu amigo? Deja de mirarme como una estúpida y muévete, mierda -sin esperar respuesta se dirigió al inquisidor-. Joder Vicra, ya puedes decir que era hora de que aparecieras, ¿que coño te ha mantenido ocupado todo este tiempo...?

Como si importara. Un día más, una misión más.

3 comentarios:

Kineas dijo...

Ahh, Toria. Creo que me he enamorado de su labia dulce y harmoniosa.

PD: Me ha encantado lo de "escoba"

Tu subconsciente dijo...

No me la podía imaginar de otra manera jejeje...me cae mal!
Tratar así a la pobre Zoe, ya verá esa enana ¬¬

Kineas dijo...

Pero caer mal es inherente a ella. En el fondo es un cacho de pan.

Mohoso, pero pan a fin de cuentas.